Este fin de semana nos hemos desplazado a la Comunidad de Murcia para visitar dos espacios centenarios de este tierra, netamente escultistas y que guardan pequeños tesoros de su historia.
El primero de ellos en Sierra Espuña, el Museo Scout Rubeos de la Federación de Exploradores de la Región de Murcia y que pudimos visitar de la mano de su cronista oficial, José María López Lacarcel (Jaguar) en un día lluvioso pero no menos atractivo por su inmensa belleza paisajística. En su interior se guardan imágenes de los primeros
campamentos allá por el año 1917, cuando Juan Antonio Dimas ya la denominó la “montaña sagrada de los niños” y donde pudimos ver también entre los acampados en fuente Rubeos por esas fechas, a nuestro fundador del Escultismo en Granada, Luis López- Dóriga Meseguer.
Son las historias del lugar del parque contadas por Jagua y comentadas en un almuerzo, con zorro incluido, lo que nos hizo pasar una velada inolvidable.
Sus repobladores tras su deforestación de finales del XIX, hombres de ciencia como Ricardo Codorníu con una visión salvadora, agentes de medio ambiente, miles de scout durante un siglo dejando su impronta, para que hoy sea un lugar único, salvaje, verde, espectacular.
Y como colofón, su mas entrañable historia, la más querida, la mas entrañable, ese niño eterno, el Durmiente de Espuña y guia perpetuo de las Patrullas El Toro y El Lobo de la Tropa Águilas, que duerme el Eterno Campamento en sus entrañas desde 1939, cuando un grupo de 7 scouts, desafiantes, protegieron la escultura y las placas scouts del entrono, dándoles sepultura para su protección y el pacto de no revelar nunca su paradero, como así
ha sido.
Murcia es scout, sus más de cinco mil miembros y más de 40 grupos lo demuestran.