El pasado día 22 de junio el Hotel Zerbinetta de Dílar se quedó pequeño para celebrar la entrega de la VII Piña de Plata de AGAE. Fueron muchos los presentes, y algunos los ausentes, los que quisimos acompañar a nuestro hermano scout Antonio Lillo, justo merecedor de nuestro galardón del presente año. Sin ánimo de ser exhaustivo, y con el riesgo de que esto parezca una crónica de ecos de sociedad, allí estuvieron los ya Piña de Plata Paco Morales, Paco Montoro, Carlos Borregón, Alfonso Ruano y Mª Carmen Vidal. También contamos con una nutrida presencia de miembros del Poseidón con sus coordinadores al frente, de la guilda de El Pilar, de la Estarón, de la Estrella Polar, de la Musical, de la Cultural, antiguos miembros del Grupo 40, del Club Gilwell… Antonio también fue arropado por la ejecutiva de AGAE al completo encabezada por Fermín Roldán, J.M. Y Joaquín López Caparros. Sus hijas, Alba y Marta, su hermano Fernando y Encarnita, Manolo, Mati y su hija Carla también estuvieron allí. Pero no sólo asistimos los que conocemos sus andanzas locales; el escultismo adulto andaluz y nacional estuvo masivamente representado: Txiqui y Javier Escobedo, de Madrid; Enrique Soto, de A Coruña; Mª Carmen, de Zaragoza; Capi y Pilar, de Córdoba; Andrés Mustafá, de Jaén; Mª José y M.A., de Huelva; Andrés Román, Mª del Mar, Paco Pinto, Mª Carmen, Fernando, Clara, Moi y Margarita, de Sevilla….Y todo ello quedó inmortalizado por nuestro fotógrafo Juan. Incluso Mida Rodrigues, Presidenta Mundial de ISGF lamentó no poder desplazarse hasta Granada pero envío un cálido mensaje de reconocimiento a la labor de Antonio Lillo en el escultismo granadino, andaluz y nacional.
La lectura del fallo del Jurado por parte del Secretario de AGAE, J.M., dio paso a las palabras de Andrés Román, Fermín Roldán y Antonio Alaminos que pusieron de manifiesto lo atinado de la decisión del Jurado. Las emotivas palabras de respuesta del homenajeado haciendo un recorrido por su paso por el escultismo desde niño, hicieron incluso brotar lágrimas de los espíritus más sensibles.
Una cena de hermandad en un lugar bien escogido en el que las risas, las confidencias, los recuerdos del pasado, los planes para el futuro ponían en evidencia que el proyecto AGAE está consolidado, que el edificio está bien cimentado y todo ello en una noche en el que todos compartíamos la alegría de que la séptima piña de plata estuviera en la pañoleta de quien más ha luchado para que esto sea así.