Francisco recibe al Movimiento de Scouts Adultos Italianos en su 60 aniversario

Ciudad del Vaticano, 08 de noviembre de 2014 (Zenit.org) Rocío Lancho García

Con una pañoleta azul en el cuello como símbolo visible, el santo padre Francisco se ha dirigido al Movimiento de Adultos Scout Católicos Italiano en ocasión del 60 aniversario de la fundación del Movimiento. El Papa ha llegado al Aula Pablo VI del Vaticano, y ha caminado saludando a los presentes hasta llegar al escenario.

Tras el saludo de la presidenta nacional y del asistente, el Pontífice ha dado las gracias a los presentes “por el trabajo de desarrolláis en la Iglesia y en la sociedad, testimoniando el Evangelio, según el estilo propio del Escultismo”. El Papa ha destacado que en estos años de compromiso apostólico se han esforzado por testimoniar los valores de lealtad, fraternidad y amor a Dios y al prójimo, sirviendo generosamente la comunidad eclesial y civil.

Asimismo, el Santo Padre ha señalado que la terminología típica del escoultismo utiliza mucho el término “camino”, como valor significativo en la vida de los adolescentes, jóvenes y adultos. Por eso ha querido animarles para proseguir haciendo camino en familia, camino en la creación y camino en la ciudad.

En primer lugar el Papa ha hablado de “hacer camino en familia”. De este modo, Francisco ha recordado que la familia permanece siempre la célula de la sociedad y el lugar primario de la educación. “Es la comunidad de amor y de vida en la que cada persona aprende a relacionarse con los otros y con el mundo, y gracias a las bases adquiridas en familia es capaz de proyectarse en la sociedad, frecuentar positivamente otros ambiente formativos, como la escuela, la parroquia, las asociaciones…”, ha observado. También ha subrayado que “todas las vocaciones mueven los primeros pasos en familia, y llevan la marca para toda la vida”. Así, ha precisado que para un movimiento como este “basado en la educación permanente y sobre la elección educativa”, es importante “reafirmar que la educación en familia constituye una elección prioritaria”.

Por eso, el Pontífice ha destacado que para los padres cristianos “la misión educativa encuentra su fuente específica en el Sacramento del matrimonio, cuya tarea de criar a los hijos constituye un verdadero y propio ministerio en la Iglesia”. Y no sólo de los padres hacia los hijos, sino también de los hijos hacia los hermanos y los padres. “Sucede a veces que un niño con su afecto, con su sencillez, es capaz de reanimar toda la familia”, ha observado Francisco. De este modo ha afirmado que “diálogo entre los cónyuges, escucha e intercambio recíproco son elementos esenciales para que una familia pueda estar serena y ser fecunda”.

En segundo lugar ha hablado de “hacer camino en la creación”. Al respecto el Papa ha indicado que “nuestro tiempo no puede desatender la cuestión ecológica, que es vital para la supervivencia del hombre, ni reducirla a cuestión meramente política: ésta, de hecho, tiene una dimensión moral que toca a todos, de tal forma que ninguno puede desinteresarse”.

De este modo, ha recordado que toda la naturaleza que nos rodea es creación como nosotros, creación junto a nosotros, y en el destino común tiende a encontrar en Dios mismo el cumplimiento y la finalidad última. Y así, Francisco ha afirmado que “esta doctrina de nuestra fe es para nosotros un estímulo aún más fuerte para una relación responsable y respetuosa con la creación: en la naturaleza inanimada, en las plantas y en los animales reconocemos el sello del Creador, y en nuestros símiles su misma imagen”.

Finalmente ha hablado del “hacer camino en la ciudad”. A propósito, Francisco ha recordado a los presentes que están llamados “a ser como levadura que fermenta la masa, ofreciendo vuestra sincera contribución para la realización del bien común”. Es importante -ha precisado- saber proponer con alegría los valores evangélicos, en un leal y abierto debate con las distintas instancias culturales y sociales. Por eso, Francisco ha indicado que en una sociedad compleja y multicultural, los scouts pueden testimoniar “con sencillez y humildad el amor de Jesús por cada persona, experimenta también nuevos caminos de evangelización, fieles a Cristo y fieles al hombre, que en la ciudad vive a menudo situaciones extenuantes, y a veces corre el riesgo de perderse, de perder la capacidad de ver el horizonte, de sentir la presencia de Dios”. Por tanto, ha concluido el Santo Padre, “la verdadera brújula para ofrecer a estos hermanos y hermanas es un corazón cercano, un corazón ‘orientado’, es decir con el sentido de Dios”.

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