Hoy AGAE ha dado su despedida a Alberto Navalón, compañero y amigo de muchas guías y scouts granadinos que, inesperadamente nos ha dejado y disfruta ahora del eterno campamento, junto a Damian, Paco Hernández, Maribel Llorca, Nono, Andrés, Alfonso y tantas otras personas que se nos fuero también, muy pronto, demasiado pronto.
Ayer nos acercábamos a darle un beso y un abrazo a su compañera, MariCarmen, a su hija Elvira, y hoy le daban su último adiós. Y se nos ha ido cuando cientos de jóvenes, muy cerca de donde reposaban sus restos, preparaban el XXX Festival de la Canción Scout que ha tenido lugar hoy, en los Ogíjares.
Pero hoy Alberto, este domingo, ha sido el gran protagonista de las actividades de AGAE, su asociación. La Guilda Musical abría el festival esta mañana con una canción dedicada a él; posiblemente su mejor canción en un escenario, con voz fuerte para que le lleguen las notas, las voces, el cariño sentido. Y la Guilda Estrella Polar salía temprano al Collado del Alguacil para sentarse en la Fuente de los Amigos, contemplando la Sierra, sus más altas cimas nevadas que tantas veces contempló él, y una rapaz haciendo círculos sobre nuestras cabezas como queriendo decirnos algo nos distraía en nuestro recogimiento. Todas las guildas de AGAE, hoy, hubieran querido homenajearle en lo que mejor saben, hacer el bien, para continuar su legado.
Alberto fue grande; Antonio Alaminos nos lo recordaba cuando presentó su candidatura a Piña de Plata. La formación scout y guía en Granada no se entendería sin él. Desempeñó una activa labor en pro de la coeducación, y la lucha por la democracia y la libertad en aquellos años setenta, espíritu que marcó toda su vida. Y por encima de todo fue profesor, formador, pedagogo, maestro de generaciones en su querida facultad, como en ASDE con la creación de clanes rovers, formador de scouters e insignias de madera, sus mejores legados, no los únicos. Un “scoutmaster” irrepetible.
Decía la canción eso de “Cuando un amigo se va, se queda un espacio vacío” En este caso Alberto, “el abuelo”, con sus enseñanzas siempre, y su pipa encendida, sí llena espacio en el recuerdo con luz propia para seguir indicándonos el mejor camino para ser mejores personas, en su memoria. SLPS.